Milo aparecio con apenas 6-7 meses en casa de una de nuestras voluntarias. Se hizo evidente que tenia un problema en una pata ya que cojeaba bastante.
Cuando se consiguió coger se decidió, junto a nuestra veterinaria que era buen candidato para visitar a un especialista en traumatología.
Mientras esperaba la cita, Milo dejó claro que era uno de los animales más cariñosos y dulces de este planeta.
El especialista, que se enamoró inmediatamente de Milo, estuvo una hora con el. El especialista nos dijo que no podía dejar de tocar y hacer un reconocimiento a Milo ya que nunca habia reconocido a un gato que fuese tan amable y dulce. Y Milo estaba encantado de recibir tanta atención.
Al final nos explicó que era un problema del nervio y que no podiamos arreglar su pata. Una familia se ofreció a acogerlo.
La familia se enamoró a los pocos días de Milo y ahí empezó su historia de amor que sigue a día de hoy.